salmos
Los privilegios del Rey
2:7 Voy a proclamar el decreto del Señor:
Él me ha dicho: "Tú eres mi hijo,
yo te he engendrado hoy.
2:8 Pídeme, y te daré las naciones como herencia,
y como propiedad, los confines de la tierra.
2:9 Los quebrarás con un cetro de hierro,
los destrozarás como a un vaso de arcilla".
Advertencia
contra los rebeldes
2:10 Por eso, reyes, sean prudentes;
aprendan, gobernantes de la tierra.
2:11 Sirvan al Señor con temor;
2:12 temblando, ríndanle homenaje,
no sea que se irrite y vayan a la ruina,
porque su enojo se enciende en un instante.
¡Felices los que se refugian en él!
2:10 Por eso, reyes, sean prudentes;
aprendan, gobernantes de la tierra.
2:11 Sirvan al Señor con temor;
2:12 temblando, ríndanle homenaje,
no sea que se irrite y vayan a la ruina,
porque su enojo se enciende en un instante.
¡Felices los que se refugian en él!
Tú,
Señor, eres mi escudo protector
3:1 Salmo de David. Cuando huía de su hijo Absalón.
3:2 Señor, ¡qué numerosos son mis adversarios,
cuántos los que se levantan contra mí!
3:3 ¡Cuántos son los que dicen de mí:
"Dios ya no quiere salvarlo"! Pausa
3:4 Pero tú eres mi escudo protector y mi gloria,
tú mantienes erguida mi cabeza.
3:5 Invoco al Señor en alta voz
y él me responde desde su santa Montaña.
3:6 Yo me acuesto y me duermo,
y me despierto tranquilo
porque el Señor me sostiene.
3:7 No temo a la multitud innumerable,
apostada contra mí por todas partes.
3:8 ¡Levántate, Señor!
¡Sálvame, Dios mío!
Tú golpeas en la mejilla a mis enemigos
y rompes los dientes de los malvados.
3:9 ¡En ti, Señor, está la salvación,
y tu bendición sobre tu pueblo! Pausa
3:1 Salmo de David. Cuando huía de su hijo Absalón.
3:2 Señor, ¡qué numerosos son mis adversarios,
cuántos los que se levantan contra mí!
3:3 ¡Cuántos son los que dicen de mí:
"Dios ya no quiere salvarlo"! Pausa
3:4 Pero tú eres mi escudo protector y mi gloria,
tú mantienes erguida mi cabeza.
3:5 Invoco al Señor en alta voz
y él me responde desde su santa Montaña.
3:6 Yo me acuesto y me duermo,
y me despierto tranquilo
porque el Señor me sostiene.
3:7 No temo a la multitud innumerable,
apostada contra mí por todas partes.
3:8 ¡Levántate, Señor!
¡Sálvame, Dios mío!
Tú golpeas en la mejilla a mis enemigos
y rompes los dientes de los malvados.
3:9 ¡En ti, Señor, está la salvación,
y tu bendición sobre tu pueblo! Pausa
Me
diste alivio en la angustia
4:1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda.
Salmo de David.
4:2 Respóndeme cuando te invoco, Dios, mi defensor,
tú, que en la angustia me diste un desahogo:
ten piedad de mí y escucha mi oración.
4:3 Y ustedes, señores,
¿hasta cuando ultrajarán al que es mi Gloria,
amarán lo que es falso
y buscarán lo engañoso? Pausa
4:4 Sepan que el Señor hizo maravillas por su amigo:
él me escucha siempre que lo invoco.
4:5 Tiemblen, y no pequen más;
Pausa
reflexionen en sus lechos y guarden silencio,
4:6 ofrezcan los sacrificios que son debidos
y tengan confianza en el Señor.
4:7 Hay muchos que preguntan:
"¿Quién nos mostrará la felicidad,
si la luz de tu rostro, Señor,
se ha alejado de nosotros?"
4:8 Pero tú has puesto en mi corazón más alegría
que cuando abundan el trigo y el vino.
4:9 Me acuesto en paz y en seguida me duermo,
porque sólo tú, Señor, aseguras mi descanso.
4:1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda.
Salmo de David.
4:2 Respóndeme cuando te invoco, Dios, mi defensor,
tú, que en la angustia me diste un desahogo:
ten piedad de mí y escucha mi oración.
4:3 Y ustedes, señores,
¿hasta cuando ultrajarán al que es mi Gloria,
amarán lo que es falso
y buscarán lo engañoso? Pausa
4:4 Sepan que el Señor hizo maravillas por su amigo:
él me escucha siempre que lo invoco.
4:5 Tiemblen, y no pequen más;
reflexionen en sus lechos y guarden silencio,
4:6 ofrezcan los sacrificios que son debidos
y tengan confianza en el Señor.
4:7 Hay muchos que preguntan:
"¿Quién nos mostrará la felicidad,
si la luz de tu rostro, Señor,
se ha alejado de nosotros?"
4:8 Pero tú has puesto en mi corazón más alegría
que cuando abundan el trigo y el vino.
4:9 Me acuesto en paz y en seguida me duermo,
porque sólo tú, Señor, aseguras mi descanso.
No eres un Dios que ame la maldad
5:1 Del maestro de coro. Para flautas. Salmo de David.
5:2 Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos;
5:3 oye mi clamor, mi Rey y mi Dios,
porque te estoy suplicando.
5:4 Señor, de madrugada ya escuchas mi voz:
por la mañana te expongo mi causa
y espero tu respuesta.
5:5 Tú no eres un Dios que ama la maldad;
ningún impío será tu huésped,
5:6 ni los orgullosos podrán resistir
delante de tu mirada.
Declaración
de la propia inocencia
7:4 Señor, Dios mío, si cometí alguna bajeza,
o hay crímenes en mis manos;
7:5 si he pagado con traición a mi amigo
o he despojado sin razón a mi adversario:
7:6 que el enemigo me persiga y me alcance,
que aplaste mi vida contra el suelo
y deje tendidas mis entrañas en el polvo. Pausa
7:4 Señor, Dios mío, si cometí alguna bajeza,
o hay crímenes en mis manos;
7:5 si he pagado con traición a mi amigo
o he despojado sin razón a mi adversario:
7:6 que el enemigo me persiga y me alcance,
que aplaste mi vida contra el suelo
y deje tendidas mis entrañas en el polvo. Pausa
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